Otra generación

13 13Europe/Madrid febrero, 2012 § 1 comentario

Internet ha hecho estragos en la cultura tradicional. Los padres ven como sus hijos encuentran formas de vida alternativas a la suya propia; los empresarios ven como sus empleados se modernizan mientras ellos se quedan estancados en un pasado que ya no existe; los profesores observan a niños de cinco años que son capaces de manejar un ordenador de una forma mucho más natural de lo que ellos jamás podrán hacerlo; los políticos observan indignados cómo la sociedad se organiza usando un medio que ellos no pueden controlar en su totalidad.

Internet no es sólo una tecnología revolucionaria, internet es una revolución. 

Internet nos ha cambiado la luz con la que vemos la vida, nuestros hábitos, nuestra manera de enfocarnos a nosotros mismos. Nos ha descubierto tantísimas cosas que, paradójicamente, nuestra propia persona se vuelve el centro. Nuestros amigos son el centro de su propia vida, al igual que nosotros lo somos de la nuestra, pero eso no quiere, necesariamente, decir que nos estemos volviendo egocéntricos. Simplemente tenemos muchísimas herramientas, fruto de las mentes genuinas que pueden expresarse libremente, como por ejemplo Youtube, ¿Qué te voy a contar a ti de Youtube, verdad? Pero como Youtube miles: Twitter, Facebook, Tumblr, Flickr, Deviantart, Whatsapp, Gmail, Taringa, Vagos, Google Translate, Tuenti, WordPress, Blogger, la web de tu campus universitario, Wikipedia… Seguro que podríamos hacer una lista increiblemente larga.

Parece que por primera vez en la historia mundial en un mismo «sitio» tienen cabida personas totalmente diferentes, pero que son muy similares. ¿Cómo es esto? A mí me parece que lejos de calificarnos a nosotros mismo de una manera simple y eficiente lo estamos haciendo con miles de matices que acumulamos en listas y listas de «tags». Así nunca habrá dos personas igual, pero habrá personas parecidas y lo que menos importará es si eres de Japón o de India, sino lo que compartes conmigo, nuestra música, nuestros gustos literarios, nuestras letras, nos parecen mucho más importante que el color de nuestra piel o nuestra tradición más arraigada. Mantenemos una relación más cercana que con la chica simpática esa que vive en nuestra calle, ¿Qué por qué digo esto? ¡Porque es verdad! ¿O es que yo con mis frases no te he influido más que ella con sus «Buenos días»? ¿O es qué tú no me has influido a mi más con tus covers y tus monólogos? ¿O es que no nos «escuchamos» cuando opinamos de un tema que nos resulta importante?

Internet nos ha cambiado la vida porque todo el mundo tiene voz y voto sin importar cuánto dinero tenga o en qué trabajen sus padres; no nos importa si trabaja en el ayuntamiento enchufado o si sólo le llega el dinero del paro para pagar lo justo. Nos da igual si eres de apple, de pc o de linux, si tienes 8GB de RAM o si tienes un ordenador del año ¡CATAPÚM!.

Lo que importa en internet, como si fuera una gigantesca utopía de miles de servidores, es lo que tú eres. Lo que dices, lo que piensas, la manera que tienes de hacer las cosas; todo eso que te define. Por una vez desde hace muchísimo tiempo, los poderosos sólo pueden cerrar servidores, no parar nuestras ideas, que valen como balas.

Aprendo de ella, de él y de vosotros. Aprendéis de mí. Esto es como un gran mercado del conocimiento, y la forma vieja de pagar, el trueque milenario, sólo es opcional, porque realmente sólo comparten los que quieren, los que quieren transmitir algo que consideran importante. Esto es una biblioteca global; una biblioteca de música, de películas, de periódicos amateur, de arte en todas sus vertientes, de información; y también una biblioteca de libros.

Ahora tenemos una cultura de internet, frases hechas, hábitos, comunidades. Y esta bola sigue aumentando; y si internet consigue mantener su esencia, nunca parará de crecer.

¿Qué opinas tú?

 

¿Dónde estoy?

Actualmente estás explorando las entradas etiquetadas con opinión en Elucubrando.